POESÍA SEPARATISTA.

I

PENDIENTE DEL LLAMADO,
PENDIENTE CÚAL ESLABÓN
QUE NO PUEDE ATARSE
SIN SU VOZ.

II

CREO ESCUCHAR
QUE EL RECORRIDO
EN LA CIUDAD,
ES DE QUIÉN LO PISA
DE QUIEN PONE CALIENTE
AL ASFALTO,
DE QUIEN MARCA LA HUELLA.

III

DE ENCUENTROS
ESTAMOS POBLADOS.
Y EL RITMO DE LOS TAMBORES
QUE SIGUEN UNIENDO LO FÉRTIL
DE LOS PASOS
QUE DE TANTO VOY.


IV
EL CUADRO FIJO,
EL MOVIMIENTO PAUTADO
Y EL QUIEBRE QUE MARCA
LA DIRECCIÓN DEL CUERPO
QUE HABITO
LA DIRECCIÓN DEL CUERPO
Y SU DOLOR.

V

NO HAY MANERA
DE MANTENER
PURO LO BLANCO,
LO QUE EL TIEMPO
NO DEJA EN MANCHA.
DESISTO ENCONTRAR
DESISTO ABORDAR,
AL QUE COMPITE POR AMOR.
DESISTO EN VERDAD
DE LA INTENCIÓN.

VI

DE CUESTIÓN AL TIEMPO
CIRCUNSCRIPTO
AL LATIDO,
PARA QUE ME CORONE,
PARA QUE ME DIVIDA
EN SOLEDAD,
AÚN ESTANDOLA.




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31 DE OCTUBRE. MONTEVIDEO.

Hipi houpi.

La rima se apoya en el sonido,
toma de ella lo que le pega
lo que le sale
por la boca en la
interpretación.

Pelea las sucias
maneras de saciar,
pelea el provecho
de encontrar
el alarido alentador
en lo que corta.

De pie a la base
da pie al ritmo
en lo que sostiene
desde la cadera
de quien la arrulla.

La rima se apoya en el sonido
y peligra el estado
y preteje la caída
y estalla en la emoción.

El sonido del poema,
reside en la palabra.
En el hueco
que se nombra.
En el espacio que
abren las costillas
para provocar
la arritmia,
la arritmia
y la pulsión
que deja el aire.

El sonido del poema,
alto y configurado
escapa de lo biológico
y te posee y te deja
y te acaba en la duda,
continuando su viaje
carente de dolor.