lunes, 21 de febrero de 2011

SKIN PIEL AZUL.

SKIN PIEL AZUL. Performance Interactiva.
28.1.11 (Valparaíso)

Mientras esperamos afuera para entrar al espacio escénico, se provocan pequeños encuentros que abren al dialogo, la gente está expectante por vivir una experiencia performática que transforme, algunos nos imaginamos, algunos creemos, pero no lo sabemos hasta que somos tomados de la mano.
Comienza el camino que irrumpe con nuestro encuentro fortuito.
El ex-frigorífico Barón es un galpón amplio, cuidado y oxigenado, en su disposición espacial lo sostienen columnas amplias, amplias son sus grandes sostenes que nos abren la vista y su mar. Las ventanas ambas cubiertas con telas blancas. Ellas contienen cortes diseñados cual rayas que abren al horizonte, y que permiten traspasar ese grado del exterior, ese asomarse a la brisa marina. Esa sal que nos dibuja la piel según la distancia que estemos.
La gente va entrando y se va acomodando según el artista lo acomodó.
Claro punto reflejo de partida el acomodar las fichas, el disponer esa forma que nos hace ocupar y dar vida.
La quietud trae más quietud, entonces a medida nos quedamos, nos guardamos el silencio, y así escuchamos lo que pasa alrededor, lo que nos pasa adentro con el otro que se mueve.
Los objetos personales son retirados de cada uno, hay resistencia alrededor- como entregarle toda así mis vacaciones? aún sólo esperando, hay prueba de fé, hay que desapegarse de lo material, hay que empezar a sacarnos las capitas, la epidermis que se nos cae para renacer.
Se escuchan pasos, arrastres, caminatas lentas, miradas de desconfianza con lo que pasa, pero con seguridad de que algo pasa.
Nos empezamos a ser dejados, modificados, alterados por los estímulos sonoros de color y forma que cada cuerpo que emite.
Hay rebotes, corridas hacia atrás, vueltas, botellas y accesorios, golpes accesorios de las botellas y una flauta traversa que danza en la rítmica.
Cámara por cámara, juegos de cada cámara, entre los videoperformers y el público. Uno se filma a otro y así nace en el abismo.
Vale la imagen por su imagen. Vale ver como se miran las miradas. Son tres las cámaras, son tres las que miro mientras describo lo que vivo. Se fragmentan, se hacen generales.
Hay duplas, tripletas, grupos de gente sola, gente parada y gente que junta por allí se sienta. Hay bellos cuerpos componiendo el espacio, hay bellos espacios componiendo los cuerpos. Cuadros dentro de cuadros.
Las caminatas se hacen corridas.
Hay golpes huecos vibratorios, hasta los huesos se hacen presentes.
Entradas y salidas del juego, el cuerpo que se mueve en el impulso. Como manadas, como intentos de pertenecer a diferentes tribus, o tan sólo de escuchar la que es propia.
Cuerpos con diferentes pieles, con algo azul, con paredes que rozan, con vestidos de paredes desnudas.
Niños corriendo, señalando, saltando frente a su guía.
Uniendo lo que pasa de un estado a otro, de una propuesta a otra, de una danza que se agota para nacer en otra.
El final lo marcan las pisadas que ensordecen a medida que se van haciendo más. En círculo, fila de personas de todas edades detenidas en el tiempo. Al medio se baila el silencio, la caminata se lentifica, la caminata se torna estática.
Gente con pequeños movimientos componiendo un grupo, una unidad. Componiendo una gran performance grupal interactiva.
Hay diálogos vecinos, experiencias de intercambio verbal, sensaciones que las miradas denotan en la imagen que se va recaudando, como agua que se incorpora llenando de aire todo lo visible.


Elizabeth Dib.

1 comentario:

Alma dijo...

Excelente descripción, yo participé de aquella performance, y la verdad es que lo hice bastante espantada, pero luego decidí creerme el cuento. Fue una especie de paréntesis surrealista en medio de mis vacaciones, aún me pregunto cómo llegué ahí. En fin, fue notable haber participado... me gustaría acceder a los videos, pero no los encuentro...
Saludos.-